Nada más paradisíaco para disfrutar del sol y la playa como una isla. Afortunadamente, en su interminable litoral, Brasil tiene numerosos archipiélagos e islas colmados de naturaleza virgen. Si te gusta navegar y amas la tranquilidad, te presentamos cinco islas idílicas para una estadía de placer en las costas de Brasil.
1. Ilha Grande, Angra dos Reis
La principal isla del espectacular archipiélago de Angra dos Reis es sin dudas uno de los destinos de playa más encantadores de Brasil. Con apenas una pequeña aldea en su centro (la pintoresca Vila do Abraão) y calles de tierra por las que no pueden transitar vehículos, la Ilha Grande es el destino perfecto para quienes gustan del contacto estrecho de la naturaleza en una actitud relajada, pero con los aires de sofisticación propios de este destino de Rio de Janeiro.
La Ilha Grande tiene más de veinte playas distintas. Las más concurridas son la playa Lopes Medes, Ponta do Castelhanos, la Ensenada do Abraão, Ensenada de las Palmas y Santo Antonio. Islotes, pequeñas playas escondidas, cascadas, senderos entre la mata atlántica, lagos y elevaciones rocosas confieren a la isla un paisaje increíble, enmarcado en aguas turquesas ideales para el buceo.
2. Fernando de Noronha, Pernambuco
El archipiélago Fernando de Noronha luce casi igual a cuando fuera descubierto hace unos 500 años. Su isla mayor y la única poblada, también llamada Fernando de Noronha, cuenta con apenas 3 mil habitantes y tiene capacidad de alojamiento para menos de un millar de turistas. Esto hace que vacacionar en Fernando de Noronha sea una experiencia tan exclusiva como fascinante: áreas ecológicas protegidas, aguas cristalinas, formaciones rocosas de origen volcánico, peces tropicales, golfines y corales que invitan al buceo, encantadoras construcciones antiguas…
El archipiélago conocido como la “Esmeralda del Océano” se localiza en medio de aguas atlánticas, a 360 kilómetros de Natal (Rio Grande do Norte) y a 545 de Recife (Pernambuco). Por su riqueza ecológica, es considerado Patrimonio Natural de la Humanidad e integra el conjunto de Áreas Protegidas, y por ello solo puede visitarse con fines de investigación científica, a excepción de la Isla Fernando de Noronha. Su principal poblado es Vila dos Remédios, construida en el siglo XVIII sobre la Praia do Cachorro. Otras playas imperdibles son la desierta Praia do Sancho, la Bahía de Porcos, la Bahía del Sudeste y la Playa de Leao.
3. Ilha do Papagaio, Santa Catarina
Naturaleza virgen, arena blanca y agua prístina: todo lo que una isla de ensueño debe tener se encuentra en Ilha do Papagaio, en el municipio catarinense de Palhoça. Se trata de una isla privada que hoy cuenta con confortables chalets para quienes desean hospedarse en este paraíso de tranquilidad. Alta gastronomía, espacios de masajes e incontables opciones de ocio hacen de este destino un verdadero oasis para una luna de miel.
Desde la Ilha do Papagaio se puede admirar a pleno la Bahía da Pinheira, escenario privilegiado para la práctica de esquí acuático, kayak y buceo. También se pueden realizar plácidos paseos en barco hasta las encantadoras playas continentales de Guarda do Embaú y Praia do Sonho. Dentro de la isla, hay diversos senderos para perderse entre la vegetación y conectarse con la naturaleza.
4. Islas de São Sebastião, San Pablo
El archipiélago de São Sebastião es sin dudas el paisaje más maravilloso de la costa de San Pablo. La Isla de São Sebastião, más conocida como Ilhabela, hace honor a su nombre (“Isla Bella”, en español) con su suave paisaje de cerros y cascadas bordeados por el mar. Ilhabela es un punto reconocido por sus regatas, y también por sus escondidos naufragios, algunos visitables mediante el buceo. Desde la ciudad de São Sebastião, en el continente, parten ferrys frecuentes que cruzan el canal hasta Ilhabela en unos pocos minutos.
Pero el archipiélago sorprende con otras pequeñas islas de gran belleza, a las que se puede llegar en barco. El archipiélago de Alcatrazes es un sueño para los buceadores por la presencia de ballenas y otros muchos animales marinos. La Ilha das Couves es célebre por sus misteriosas grutas, mientras que la Ilha dos Gatos, paraíso de la pesca, está revestida de leyendas que aumentan su encanto. Los más aventureros amarán llegar a la Ilha de Montão de Trigo, que no tiene puerto de desemarque. Ya cerca de la costa de São Sebastião, la Ilha Toque-Toque es un gran refugio verde para disfrutar del aire puro.
5. Ilha do Mel, Paraná
En el centro de la costa de Paraná, dentro del Municipio de Paranaguá, se enclava la maravillosa Ilha do Mel, destacada por su espesa naturaleza salvaje de mangues y matas y por sus 35 kilómetros de playas deslumbrantes. Con singular forma de ocho, las dos partes diferenciadas de la isla se conectan por una delgada franja de arena. Por su valor ecológico, la isla es un área preservada y su acceso es restringido. No se puede circular en automóvil y el ingreso de visitantes es limitado, lo cual contribuye a incrementar la belleza de este escenario de calma. Las playas más bonitas de Ilha do Mel son la Praia Grande, Praia das Encantadas, Bahía de los delfines y Praia do Miguel.
Además de paseos ecológicos entre senderos y cascadas, la isla tiene valiosas atracciones históricas como la Fortaleza de Nossa Senhora dos Prazeres y el Farol das Conchas, ambas del siglo XVIII. Nova Brasília, Forte, Farol y Vila das Encantadas son las cuatro villas de Ilha do Mel, donde se encuentran todos los servicios que el turista necesita para unas vacaciones de ensueño en medio de la naturaleza. La isla se encuentra a solo 95 kilómetros de Curuitiba.
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