
La región donde hoy esta Campinas tiene poco más de 260 años de historia desde su colonización. La ciudad surgió en el siglo XVIII como un barrio rural de la Villa de Jundiaí.
El poblamiento de la región campineira se inició a partir de 1739 con la llegada de Barreto Leme y su gente, formándose un barrio rural. Todavía en la segunda mitad del siglo XVIII, el desenvolvimiento de la región fue impulsado por la llegada de estancieros provenientes principalmente de Itú, Porto Feliz y Taubaté.
Esos estancieros buscaban tierras para instalar cultivos de caña de azúcar, utilizando mano de obra de esclavos. De hecho, fue por la fuerza e interés de estos estancieros que el barrio rural de Mato Grosso se transformo en Freguesia de Nossa Senhora da Conceição das Campinas do Mato Grosso (1774); después, en Vila de São Carlos (1797), y en Ciudad de Campinas (1842); periodo en el cual las plantaciones de café suplantaban los cultivos caña y dominaban el paisaje de la región.
A partir de la economía cafetera, Campinas pasó a concentrar un gran contingente de trabajadores esclavos libres (de diferentes procedencias), empleados en plantaciones y en actividades productivas rurales y urbanas.

Con la crisis del café en la década de 1930, la ciudad agraria de Campinas asumió una fisionomía más industrial y de servicios.
En el mismo camino, la ciudad pasó a concentrar una población más significativa, constituida de emigrantes e inmigrantes procedentes del estado, del país y del mundo, y que llegaban a Campinas atraídos por la instalación de un nuevo parque productivo (compuesto de fábricas, agro industrias y establecimientos diversos). Entre las décadas de 1930 y 1940 se multiplicaron los barrios en las proximidades de las fábricas.